Me siento realmente afortunada de poder dedicar mi vida y mi trabajo al kosen-rufu año tras año al lado de ustedes, las integrantes de nuestra familia Soka en todo el orbe, y de crear juntas maravillosos recuerdos de nuestra «existencia en este mundo humano».[1]
Es una alegría informarles que el presidente Ikeda, quien acaba de cumplir noventa y dos años a principios de este año, se encuentra bien de salud y con excelente ánimo.
Mi esposo, en su adolescencia y juventud, vivió aquejado por la enfermedad. Desde que asumió la tercera presidencia de la Soka Gakkai a los treinta y dos años (el 3 de mayo de 1960), hemos celebrado cada cumpleaños suyo profundamente agradecidos de que hubiera sobrevivido un año más, para continuar su labor en bien del kosen-rufu. Hoy, sesenta años después, sigue marchando a la vanguardia con el fin de asegurar la eterna transmisión de la Ley. Todo esto se debe al gran beneficio de prolongar la vida mediante la fe en la Ley Mística. Y, más que nada, a las sinceras oraciones de los miembros de todo el mundo. Es algo de lo que siempre hablamos en nuestra familia y que motiva nuestra inmensa gratitud.
Cada vez que leo el Seikyo Shimbun, siento un agradecimiento infinito por quienes, cada mañana, reparten el diario, cuyas páginas abundan en fotos y artículos que testimonian el desarrollo dinámico del kosen-rufu mundial.
Esto, a mi esposo y a mí, nos colma de felicidad. En muchas ocasiones, a lo largo de los años, él ha escrito palabras de aliento sobre las páginas del diario y se las ha obsequiado a los miembros.
Hace una década, sobre una plana que describía la confianza que nuestro movimiento estaba adquiriendo en la sociedad, escribió y me regaló estos versos: «La mejor organización del mundo / para establecer el kosen-rufu y la paz. / ¡Qué tremenda victoria! / ¡Sé que nuestro maestro, Toda Sensei, estaría radiante de felicidad!»
Cuando visitamos el magnífico Centro Mundial Seikyo, inaugurado el año pasado, varias veces él comentó cuánto hubiese querido que el señor Toda estuviese allí para verlo.
En la base del altar budista instalado en la nueva sala principal del Gohonzon, llamada Salón Genron, se guardaron piedras de países de todo el orbe. Y también se preservaron ejemplares de diarios y revistas publicados por las organizaciones de la SGI del mundo. Mientras estábamos allí, mi esposo y yo oramos para que el luminoso mensaje de la Soka Gakkai por el kosen-rufu —es decir, la paz mundial— brille intensamente desde este grandioso baluarte de la pluma.
A fines del año pasado, recibimos la noticia de que las obras de mi esposo publicadas en el exterior y traducidas a cuarenta y ocho idiomas ya superan las dos mil. Tenemos una enorme deuda de agradecimiento con quienes han trabajado sin escatimar esfuerzos en la traducción, edición e impresión de estos títulos.
En su novela La nueva revolución humana, mi esposo narra el valioso papel que desempeñaron los miembros del Reino Unido en su diálogo con el historiador británico Arnold J. Toynbee (1889-1975), quienes, por ejemplo, se ocuparon de transcribir cada una de las sesiones de diálogo grabadas en cintas magnetofónicas. Con gran felicidad, leí un informe reciente de una líder de la SGI de Europa, donde dice que su gran orgullo es haber sido parte de esa historia.
En vísperas de celebrar el 45.o aniversario de la publicación de ese diálogo, Elige la vida, nuestros ciudadanos globales de la Soka están llevando a cabo los «diálogos por la paz para unir a la humanidad» que fueron el deseo del doctor Toynbee y la misión que él le confió a mi marido. Nuestras voces que entonan Nam-myoho-renge-kyo vigorosamente y transmiten el budismo a la gente con sinceridad están creando un interminable oleaje de paz y de felicidad.
En una carta dirigida a la monja laica Sennichi, quien alentaba y protegía sin cesar a sus camaradas de fe en las inhóspitas condiciones de la isla de Sado, Nichiren Daishonin le escribe: «La mujer que abraza al rey león del Sutra del loto jamás teme a ninguna de las bestias del infierno ni de los reinos de las entidades hambrientas o los animales».[2] Le promete que la mujer que cree en la Ley Mística, así como todos sus familiares y seres queridos, jamás serán infelices, por muchas dificultades que surjan. Y le enseña a tener fe invencible frente a cualquier desafío.
Tener una fe invencible comienza por entonar Nam-myoho-renge-kyo, por orar al Gohonzon con absoluta sinceridad y convicción, decididas a atravesar todos los obstáculos de manera infalible.
La práctica de Nam-myoho-renge-kyo imbuida de un profundo juramento genera el coraje de remontar las olas más terribles de la adversidad. Produce la sabiduría de convertir el veneno en remedio, y de mover todas las cosas en dirección positiva, hacia una vibrante creación de valor. Y activa en nuestro interior una fuerza exuberante, que nos permite alentar a nuestros amigos que sufren y hacer posible la felicidad, para nosotros y para los demás.
Esta es la saga triunfal de la revolución humana y de transformar el karma en misión.
En estos momentos, la División Femenina del Japón está haciendo foco en las mujeres menores de cincuenta años como protagonistas en la construcción de la nueva época, a quienes se ha denominado Generación Joven Lirio Blanco.[3]
Este es un importante período en la vida de la mujer, cuando se concentran muchos de sus mayores cambios y desafíos. A lo largo de todos estos años, mi esposo ha apoyado decididamente a las mujeres de esta generación, con su aliento más sincero.
El 25 de enero de 1962 fue el día del fallo judicial que puso fin al proceso relacionado con el incidente de Osaka.[4] Después de cuatro años y medio, mi esposo fue sobreseído de todos los cargos. Al volver a la sede central de la Soka Gakkai de Kansai, fue directo hacia la sala del Gohonzon junto con los miembros que habían compartido sus luchas y sus alegrías. Allí, vio a una joven señora de la División Femenina de Kansai que, aun batallando contra su propia enfermedad, también había orado fervorosamente por la victoria del juicio. «¡Ahora todo está bien!», le dijo y le pidió que ella se sentara al frente a dirigir la recitación del daimoku.
Todos oraron por su recuperación y por la victoria resonante de los miembros, en su lucha por la justicia y la felicidad.
Poco después, esta joven señora se curó, dando una espléndida prueba real del principio de que «Myo significa “revivir”».[5] Hoy, cincuenta y ocho años después, sigue participando enérgicamente en las actividades de la Soka Gakkai y es un inspirador ejemplo para todos.
El corazón de la familia Soka es atesorar a cada individuo y forjar el potencial de los jóvenes, mientras avanzamos en armonía y con actitud positiva por el gran camino que nos conducirá al logro del kosen-rufu, que es la paz y la felicidad para todo el género humano.
En las reuniones de gongyo de Año Nuevo celebradas este año en todo el Japón, se mostró un vídeo muy alentador donde los camaradas de los Estados Unidos, la India y Europa, muy felices, avanzaban y cantaban juntos. El Seikyo Shimbun también publica a diario fotos de miembros sonrientes de diversos países.
Hoy, como destacan amigos y personas lúcidas en todas partes, no hay lugar del mundo donde no brillen los rostros sonrientes de los miembros de la SGI.
Las sonrisas cálidas de nuestros compañeros, verdaderos faros de esperanza, muestran que todos pueden revelar la nobleza y el brillo de la budeidad, cada uno a su propio modo.
En este «Año del avance y de los valores humanos», usemos la voz más que nunca para alentar a los demás y crear un jardín cada vez más exuberante de sonrientes «flores humanas», todas únicas y hermosas. Iluminemos el camino hacia un futuro de paz, donde las personas puedan vivir en armonía.
Sepan que estoy orando sinceramente por la salud, la seguridad y la dicha de todas las miembros de la División Juvenil Femenina y de la División Femenina, que brillan como radiantes soles del kosen-rufu en los lugares donde han elegido cumplir su juramento.
Kaneko Ikeda
Titular honoraria de la
División Femenina de la SGI
References
- Preguntas y respuestas referidas a abrazar el «Sutra del loto», en Los escritos de Nichiren Daishonin (END), Tokio: Soka Gakkai, 2008, pág. 68. ↩︎
- El tambor en el Portal del Trueno, en END, pág. 993. ↩︎
- En la reunión de la sede central para responsables de la Soka Gakkai celebrada el 18 de noviembre de 2019, la líder de la División Femenina anunció que sus integrantes de hasta cincuenta años se denominarían Generación Joven Lirio Blanco. El «lirio blanco» es uno de los símbolos de la División Femenina. En conjunción con esta novedad, el grupo de Jóvenes Madres del Japón se ha disuelto y ha quedado incorporado al nuevo grupo más amplio. ↩︎
- Incidente de Osaka: Episodio en el cual el presidente de la SGI, por entonces jefe de plantel de la División de Jóvenes, fue arrestado e injustamente acusado de violar la ley electoral en Osaka, en 1957, durante unas elecciones para legisladores municipales. El juicio, que duró casi cinco años, terminó con la absolución total del presidente Ikeda, quien fue sobreseído de todos los cargos. ↩︎
- El daimoku del «Sutra del loto», en END, pág. 156. ↩︎
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