En los albores del activo mes de febrero, en este «Año de los jóvenes y del avance dinámico», quisiera hacerles llegar este breve mensaje de gratitud y de profundo respeto.
Gracias al daimoku de todas ustedes, tanto mi esposo como yo nos encontramos en buen estado de salud y de ánimo. Inspirados por el magnífico crecimiento y las actividades de nuestros jóvenes Bodisatvas de la Tierra en el mundo, estamos orando de todo corazón cada mañana y cada tarde por la salud y la seguridad, la dicha y la armonía, y los triunfos generadores de esperanza de cada integrante de la familia Soka.
En la última reunión de la sede central para responsables de la Soka Gakkai (celebrada el 8 de enero), la titular de la División Juvenil Femenina de la SGI de la Argentina (SGIAR), Paula López, narró una muy emotiva experiencia personal de fe referida a su familia. También informó sobre los excelentes resultados de los miembros de su país. Me conmovió saber que, a pesar de la diferencia de horario, había jóvenes de la SGIAR que estaban orando por el éxito del encuentro mientras la actividad se llevaba a cabo.
Recuerdo que, en febrero de 1952, en una reunión con los compañeros de la División de Jóvenes, el presidente Toda enunció por primera vez su idea de la ciudadanía global.[1] En ese momento, estábamos en pleno desafío impulsando la Campaña de Febrero.[2] Han pasado siete décadas desde entonces, y sé que él se sentiría dichoso de ver que nuestro espléndido movimiento por la paz y la felicidad hoy está uniendo a las personas en todo el mundo.
En un escrito de Nichiren Daishonin dirigido a una de sus seguidoras, aparece una frase que mi esposo suele citar para los miembros y que los presidentes Makiguchi y Toda subrayaron en sus ejemplares personales del Gosho. Es la que dice: «[P]ara que las oraciones sean eficaces y los desastres desaparezcan de la tierra, […] hacen falta tres cosas: un buen maestro, un buen creyente y una buena enseñanza».[3]
Yo ingresé en la Soka Gakkai de niña, junto con mis padres, hace más de ochenta años (el 12 de julio de 1941). Estoy profundamente agradecida de haber conocido la Ley Mística y de haber recorrido el camino de maestro y discípulo todos estos años, dedicada al kosen-rufu junto a mis camaradas del mundo, con la unión de «distintas personas con un mismo propósito».
Una de las cinco guías eternas de la Soka Gakkai es la «fe para superar obstáculos». A la hora de explicar esta consigna en una de sus orientaciones, mi esposo mencionó estas palabras del presidente Toda: «El budismo Nichiren es una enseñanza que permite ser felices, sin falta, a todos quienes lidian con la adversidad. Los que superan dificultades por medio de la fe despliegan una fortaleza increíble. Esas personas pueden ser aliadas de otros que también están sufriendo».
En esta pandemia de la covid-19, nuestros miembros del mundo están firmemente unidos ahora más que nunca con el espíritu de alentarse y de apoyarse unos a otros. Decididos a perseverar en la «fe para superar obstáculos», están contribuyendo con postura incansable al mejoramiento de la sociedad y de sus comunidades.
Mi esposo ha dicho que nuestro esfuerzo por transformar esta grave situación global permitirá que en el siglo xxi el mundo experimente un florecimiento aún más luminoso de valores humanos, donde cada persona resplandezca con sus propias cualidades. Estas sublimes «flores humanas»[4]
mantendrán el juramento de «establecer la enseñanza correcta para asegurar la paz en la tierra» y de «asegurar la eterna transmisión de la Ley».
El lema de 2022, «Año de los jóvenes y del avance dinámico», me hace recordar el año en que mi esposo, que entonces tenía 32 años, asumió la tercera presidencia de la Soka Gakkai, el 3 de mayo de 1960. Fue, sin duda, un año de verdadero progreso para nuestro movimiento por el kosen-rufu mundial, logrado gracias a la fuerza y a la lucha conjunta de la juventud.
En su diario, a principios de ese año, mi esposo escribió: «Ayer decidí sumar mil daimoku más [por día] a mi práctica cotidiana. Esta es mi nueva determinación para la próxima fase de nuestro gran desarrollo».
Las decisiones renovadas dan paso a un nuevo avance dinámico.
Nada supera las oraciones vibrantes de las mujeres Soka, unidas a su maestro con un mismo espíritu y un mismo propósito. Día tras día, mes tras mes, sigamos alentando con calidez a nuestros semejantes, y fortaleciendo las alas de los jóvenes, basándonos en «la recitación de Nam-myoho-renge-kyo, que es como la tibieza de la hembra que empolla».[5]
¡Y comprometámonos a lograr juntas un tremendo avance dinámico en nuestra vida y en el kosen-rufu!
Con mis mayores deseos de bienestar y de protección para todas ustedes, mis queridas y preciadas amigas.
Kaneko Ikeda
Titular honoraria de la
División Femenina de la SGI
References
- El presidente Toda expresó por primera vez esta idea de la ciudadanía en un seminario de estudio para la División de Jóvenes, el 17 de febrero de 1952. Este concepto denota que todos los habitantes del mundo somos integrantes de una familia global y debemos buscar la prosperidad a través de la cooperación mutua y de la armonía, en vez de discriminarnos o de involucrarnos en conflictos. ↩︎
- Campaña de Febrero: En febrero de 1952, como asesor del cabildo Kamata de Tokio y con solo 24 años, el joven Daisaku Ikeda lideró una iniciativa de expansión que permitió a Kamata sumar 201 nuevas familias a su membresía en un solo mes, resultado nunca antes logrado en la Soka Gakkai. ↩︎
- La forma de lograr la budeidad mediante el «Sutra del loto» para aquellos que aspiran al Camino por primera vez, en Los escritos de Nichiren Daishonin (END), Tokio: Soka Gakkai, 2008, pág. 922. ↩︎
- Sutra del loto, Tokio: Soka Gakkai, 2014, cap. 5, pág. 105. ↩︎
- Carta a Niike, en END, pág. 1075. ↩︎
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